
El naturalista Charles Darwin en sus viajes por el río calle calle en Valdivia, destacó la abundancia de las quintas de manzana, Darwin en el texto “Viaje de un naturalista alrededor del mundo” escribió “La ciudad, situada en una llanura al borde del río, se halla tan por completo envuelta por un bosque de manzanos, que las calles vienen a ser como senderos en un vergel. Jamás he visto un país donde el manzano se dé tan bien como en esta parte húmeda de la América meridional”..

En el año 2020 se publicó un proyecto llamado “Catálogo de manzanas ancestrales de la Región de Los Ríos Se lograron describir 18 ecotipos ancestrales de Manzanas entre ellas Barrilito, Manzana Chichera, Limona chica C2, Limona chica C1, Limona Pelchuquín. El studio de la Fundación de Innovación Agraria puede descargar aquí (Sección Multimedia).
También se Desarrollo el estudio “plan de mejoramiento de la productividad y competitividad de los productos regionales derivados de la manzana”(CRDP), describiendo diversos resultados entre ellos es que el 88% de los productores de la Región de Los Ríos, utiliza manzanas de ecotipos ancestrales, para su producción, es decir manzanos que se han adaptado a las condiciones edafoclimáticas de la región y que son las que usualmente se encuentran en las quintas de las zonas rurales del sur de Chile. Dentro de los nombres que más se mencionan, están las manzanas: limonas, reinetas, Northen spy, cabeza de niño, puchacay, ñata, fierro, candelaria, paraíso, chichera, entre varias otras.
Algunos de los derivados con mayor desarrollo en el territorio son conservas, jugos y sidras, vinagres, compotas, mermeladas y como ingrediente para la elaboración de horneados y panificados.
En Chile las primeras manzanas llegaron desde Perú, extendiéndose hasta la frontera con el territorio Mapuche en las cercanías de lo que hoy se conoce como Valdivia, una zona con un clima templado lluvioso, aclimatándose muy bien dadas las bajas temperaturas que favorecen su fructificación.

¡Ciudad de manzanas!, han de persistir todavía descendientes de tus antiguos árboles en algunos discretos patios, en secretos jardines, o en las quintas retiradas de la región donde los habitantes aún se hacen las delicias del fruto, ¡cantad con Luis Oyarzún!: “es ya el tiempo de las manzanas encarnadas en los huertos traspasados de olor a pasto seco. La azucena rosada entreabre los ojos del otoño” (Mudanzas del tiempo, 1962, pág. 50)
